El amianto es uno de los componentes del fibrocemento, material de construcción que en España fue comercializado por la empresa Uralita, razón por la que normalmente se conoce como uralita. Está compuesto por fibras microscópicas que pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo respiratorio.
Ha sido utilizado en una gran variedad de productos y es muy rentable para las empresas por sus propiedades aislantes, mecánicas, químicas y de resistencia al calor y a las llamas y por su bajo costo.
El simple hecho de estar en contacto con el amianto no supone casi riesgo para la salud, pero cambia cuando el contacto es prolongado y se manipula el material de manera que las fibras pasen al aire y sean fácilmente respirables. Esto ocurre en derribos, cuando el material está muy envejecido o en trabajos como el corte, taladro, rotura. De este modo, las fibras se pueden adherir a la ropa y aumentando el riesgo de pasar al aire respirado.
Está presente en tejas de recubrimiento de tejados, baldosas y azulejos, productos de cemento y en herramientas de automoción (embrague, frenos o componentes de la transmisión). También se utiliza para trajes ignífugos de bomberos o pilotos. El amianto también lo podemos encontrar en material ferroviario, en objetos de construcción naval, reparación y desguace de barcos, así como en la siderurgia o en centrales térmicas y nucleares.
Las enfermedades que puede provocar son las del aparato respiratorio. El cáncer de pulmón es la más mortal de las enfermedades que afectan a las personas expuestas al amianto. Es considerado un agente externo, físico, químico o biológico capaz de producir cáncer, como lo puede ser el tabaco.
Otra de las enfermedades es el mesotelioma maligno, otro tipo de cáncer que, afecta a la pleura y al peritoneo. Suele darse en personas que han estado expuestas al amianto por motivos laborales, aunque los síntomas pueden no aparecer hasta 20 o 30 años después de la exposición.
En diciembre de 2001, España se adelantaba al plazo máximo previsto por la UE y prohibía la comercialización y el uso del amianto blanco, el único tipo que todavía seguía siendo utilizado. Las variedades más perjudiciales para la salud, y prohibidas en España, son el amianto azul, prohibido en 1984, y el amianto marrón, prohibido en 1991. Sin embargo, aún queda amianto en construcciones anteriores a la prohibición, por lo que se recomienda a los trabajadores que se dediquen a profesiones relacionadas con los derribos y el mantenimiento, que siempre lleven Equipos de Protección Individual.
Existen empresas especializadas en la retirada de amianto que pueden asegurar el desamiantado profesional, seguro y libre de restos de contaminaciones.